Tras el comienzo del curso y la readaptación a las rutinas académicas, much@s alumn@s empiezan a encontrar problemas para responder a las exigencias escolares propias de su curso y edad. Si estas dificultades son pasajeras y se superan con cierto grado de apoyo extraescolar y/o familiar, todo coge el ritmo deseado y alumnado, familias y profesores continúan con el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera satisfactoria.
Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando tales dificultades persisten en el tiempo, incluso habiéndose prestado tales apoyos. En este caso, es posible que nos encontremos con las primeras señales de alarma de un trastorno específico del aprendizaje (coloquialmente llamado “dificultades de aprendizaje”).
El alumnado con este trastorno presenta una dificultad persistente en el aprendizaje, que le impide adquirir óptimamente las habilidades necesarias para el mismo (lectura, escritura y cálculo) y restringe el empleo de las aptitudes académicas.
Los manifestaciones más habituales, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, son:
· Lectura de palabras imprecisa o lenta y con esfuerzo (p. ej., lee palabras sueltas en voz alta incorrectamente o con lentitud y vacilación, con frecuencia adivina palabras, dificultad para expresar bien las palabras).
· Dificultad para comprender el significado de lo que lee (p. ej., puede leer un texto con precisión pero no comprende la oración, las relaciones, las inferencias o el sentido profundo de lo que lee).
· Dificultades ortográficas (p. ej., puede añadir, omitir o sustituir vocales o consonantes).
· Dificultades con la expresión escrita (p. ej., hace múltiples errores gramaticales o de puntuación en una oración, organiza mal el párrafo, la expresión escrita de ideas no es clara).
· Dificultades para dominar el sentido numérico, los datos numéricos o el cálculo (p. ej., comprende mal los números, su magnitud y sus relaciones, cuenta con los dedos para sumar números de un solo dígito en lugar de recordar la operación matemática como hacen sus iguales, se pierde en el cálculo aritmético y puede intercambiar los procedimientos).
· Dificultades con el razonamiento matemático (p. ej., tiene gran dificultad para aplicar los conceptos, hechos u operaciones matemáticas para resolver problemas cuantitativos).
Estas dificultades han de afectar sustancialmente el rendimiento académico, llevándole a presentar un nivel escolar inferior al esperable por su edad cronológica. Además, aunque se inician en la etapa escolar, pueden no manifestarse hasta que las exigencias académicas sean realmente elevadas o superen las capacidades de la persona.
¿Qué podemos hacer para mejorar la capacidad de aprendizaje del alumnado que presenta estas dificultades? Se puede intervenir desde diferentes perspectivas, siendo todas igual de importantes y necesarias:
Desde el punto de vista familiar: solicitando a la escuela y, si lo consideran oportuno, a profesionales fuera del ámbito académico (psicóglog@s educativ@s y psicopedagog@s) que inicien un proceso de valoración e intervención específico para tal dificultad; y siguiendo las pautas marcadas por ambos entornos en casa.
Desde el punto de vista académico: detectando precozmente tales dificultades y valorando e interviniendo sobre las mismas, con programas especializados.
Desde el punto de vista de los profesionales “extra-académicos” (psicóglog@s educativ@s y psicopedagog@s): colaborando estrechamente con familia y escuela; e interviniendo de manera específica sobre las dificultades presentadas.
Las medidas más habituales y beneficiosas de los programas específicos de atención a las dificultades de aprendizaje son:
La reestructuración de contenidos en progresión y complejidad de las dificultades individuales.
El desarrollo de actividades y metodologías individualizadas.
La actuación sobre áreas específicas (atención, percepción, memoria, ...).
La consecución de objetivos en una temporalidad mayor al resto del aula.
Desde Mesura Psicología & Psicopedagogía trabajamos las dificultades de aprendizaje con programas especializados e individualizados, promoviendo con ello una mejora sustancial del rendimiento académico y, sobre todo, de las habilidades necesarias para el aprendizaje.
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