Echamos la vista atrás al 2022 y nos recorre por todo el cuerpo un vaivén de emociones. Rememoramos cada vivencia y buscamos el lado positivo de lo acontecido, al mismo tiempo que tratamos de aprender de los momentos no tan buenos. Y es que, como cada año, los últimos días de diciembre los tomamos como punto de inflexión y hacemos balance para empezar el siguiente con buen pie y los mejores propósitos.
Porque pese a que tipos de nuevos comienzos hay muchos, solemos elegir el primer mes del año para lanzarnos a por ellos. Enero es un mes en el que vuelve la esperanza y los ánimos están por las nubes. Es el mes que nos permite hacer introspección, empezar de cero, ver qué necesitamos y qué nos sobra. Enero es ese mes en el que todo nos parece posible y nos hace sentir que llegamos a tiempo.Una técnica más que recomendable, puesto que ayuda a promover la eficiencia y el bienestar de los trabajadores y a explorar las oportunidades de negocio con mayor facilidad. Si quieres conocer más acerca de esta táctica y cómo esto puede beneficiar a tu empresa, ¡sigue leyendo!
Y justo por eso ahora, al mirar un nuevo calendario, nos marcamos una serie de retos. Cambios que quizás abruman y dan un poco de vértigo, pero que sabemos que nos van a ayudar a crecer en cualquier ámbito de nuestra vida.
Pero… ¡ojo! Es posible que aquello a lo que accedemos con gran motivación y predisposición, debido al nivel de exigencia o de magnitud, se disipe con rapidez al comprobar que el logro no se alcanza tan fácilmente como esperábamos. Esto puede provocarnos gran frustración y que abandonemos por ello nuestros objetivos, generándonos gran malestar y sensación de incapacidad.
Por este motivo, a continuación detallamos una serie de estrategias que nos ayudarán a plantearnos los propósitos de año nuevo desde una perspectiva diferente que nos haga afrontarlos con mayor satisfacción.
Seamos realistas
Esto supone valorar una serie de aspectos a la hora de conseguir un objetivo: que se logre en un periodo de tiempo razonable, que entre dentro de mis posibilidades (esfuerzo, dedicación, accesibilidad, economía, …) y que me motive/interese lo suficiente. Proponernos retos inalcanzables por nuestras condiciones o condiciones ajenas a nosotr@s nos llevará con facilidad a la renuncia y con ello a la insatisfacción con nosotr@s mism@s.
Planifica a corto y largo plazo
Los nuevos comienzos no se planean de la noche a la mañana. Los retos tampoco se alcanzan en cuestión de días. Ante esta situación, es fundamental que marques un objetivo final al que deseas llegar, pero también busques otros logros más pequeños y asequibles. Estos te servirán para organizarte, aprender a manejar tus emociones y motivarte durante el recorrido.
Incluye la flexibilidad en tu vida
Permitir los cambios, reajustes o eliminación de alguno de los propósitos favorecerá su seguimiento y te motivará para alcanzar los restantes. Sabemos que nuestras circunstancias pueden cambiar, y pretender que nuestros objetivos o retos no sufran por ello puede ser motivo de frustración. Aceptar el cambio y adaptarnos a él sin perder de vista lo que queremos conseguir, pero abordándolo desde perspectivas diferentes, nos acercará con mayor facilidad a la meta.
Ponte en tu punto de mira
En muchas ocasiones nuestros propósitos se encaminan a satisfacer exigencias sociales o cumplir con cánones y expectativas externas, dejando a nuestras necesidades, deseos y aspiraciones más íntimas en un segundo plano. Esto puede suponer que, aunque consigamos ciertos retos no sean lo suficientemente satisfactorios o incluso que acabemos desmotivándonos porque realmente aquello que nos proponíamos no nos reportaba lo suficiente. Es por esto por lo que te animamos a que te pongas en tu punto de mira: que te tengas en cuenta y te atiendas; que te valores y valides lo que sientes, necesitas y deseas; que te dediques tiempo y hagas lo que realmente te haga sentir bien y que te permitas un “no pasa nada” si alguno de tus retos no es alcanzado. Velar por nuestro autocuidado y convertirnos en nuestro propio punto de mira hará que todo lo que nos propongamos se ajuste a lo que realmente deseamos y se consiga con mayor bienestar.
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